domingo, 4 de octubre de 2015

En preparación rumbo al Tacana

Y ya estamos en octubre mes del terror (ñaca ñaca)

¿Que puedo escribir en referencia al mes que acaba de terminar con respecto al fin del mundo? Pues no hay tanto que agregar, aquellos conspiranoicos se arriesgan precisamente a lo que acaba de pasar (o más bien no pasar)... A que sus predicciones no sean acertadas, y bueno eso que el mundo está dando claras señales de que algo no está bien. Si ya lo dice bien aquella frase de La lección de August; Ay tierra, eres demasiado maravillosa para que nadie te comprenda.

Con eso de que según ya era el último mes que nos quedaba en este mundo, decidí empezar algo diferente en cuanto a los últimos 10 años de mi vida se refiere (en lo que alguien me contrata). Me comprometí conmigo misma a que cuando menos dos o tres veces a la semana debía salir a correr por las mañanas y pues nada, ya empecé.

A inicios del 2014 tuve la oportunidad de ir a un lugar que no tiene mucho auge la verdad pero si es el... Digamos distintivo del municipio. Se trata de la famosa (al menos del propio municipio y toda el área limítrofe) piedra de Huixtla, como ya leyeron es una piedra... Enorme, tanto que puede verse desde la carretera antes de llegar al municipio.

Vista desde la piedra
Resulta que llegamos hasta la piedra en auto y por ahí nos dijeron que la piedra tenía unas escaleras en la parte de atrás para ubicarnos en lo más alto de esta. Después de rodear, subir, bajar algunas piedras efectivamente llegamos a donde estaba esa escalera que de subirla estarías si bien no en la cima de la piedra pero si a la mitad de esta, y desde abajo se notaba que tendría una vista increíble.

Entonces cuando ya estábamos enfrente de las escaleras tuve que pararme y pensar si subir o no. Porque ya para ese momento sentía que las piernas me temblaban sin temor, ni vergüenza de ser descubiertas.

Escaleras para subir a la piedra
¿Alguna vez han tratado de subir unas escaleras con las piernas temblorosas? Sientes que en cualquier momento vas a quedar viendo al cielo, y ese pequeño lapso en el que te apoyas con una sola pierna para poner la otra; pareciera que te mueven el suelo y no es que solo tú lo veas, cualquiera que te preste atención se percataría de ello. Pero aun así como orgullosa mexicana... Pos no me rajo... Y si, gateando pero subí, combinar el temblor de mis piernas, mi miedo a las alturas y además subir unas escaleras que la primera impresión que te da es que fue hecha no mas por querer agregarle algún adorno a la piedra (tipo para que nadie diga que está olvidada hay les va una escalera rápida) fue una situación que ahora considero ameritaba pensarlo más. Bajar fue otra cosa de locos.


Precisamente esa situación me pico el orgullo y como para diciembre pretendo ir al volcán tacana, por eso he iniciado mi preparación. No quiero quedarme a mitad del camino y mucho menos quiero ir subiendo como hace un año. Es una larga caminata que entre llegar a la cima y regresar se toma día y medio, además es una aventura que al menos una vez en la vida todo el mundo debería tener.

Sin embargo tengo que admitir que esto de reactivar los músculos si me está costando, el primer día pensé dos vueltas al campo solo por ser el primer día, trotando no es necesidad correr. ¡Pasu mecha! A la mitad de la primera vuelta ya sentía que las piernas no daban más... Y por si fuera poco me di el lujo de comentar y retar al menor de mis hermanos que en una carrerita se tragaría mi polvo, ¡jaaa, pero que estaría pensando! A la hora de las carreritas, en el primer arranque me dejo como por tres metros... Pfff.

En fin seguiré con mi preparación rumbo a la cima del volcán Tacana en diciembre... Allá nos vemos.

Por cierto debido a que estaba con el pendiente del aguante de mis piernas y las alturas, no pude fotografiar como se debía y mucho menos grabar el ascenso, pero de ir al Tacana prometo poner evidencias (fotos, videos) en el blog.


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