Hoy
revisaba el facebook y me tope con el siguiente video.
Y entonces recordé
cuando llegaron a mi vida mis cuatro cachorros. Desde pequeña siempre añore un
perro, veía en la tv a niños que jugaban con sus mascotas y yo pedía un
perrito, así que cuando la abuela nos regalo y por supuesto mamá acepto, llego
a la familia mi Jerry.
Cuando por
fin llego a casa, no podía evitar sonreír y abrazarlo a cada que lo veía. Mi
primera mascota como no sentirme emocionada si por fin tenía lo que siempre
desee. Grande, blanco con manchas color café, juguetón, poseedor de unos ojazos azul claro hermosos, fiel
defensor siempre de mi bienestar, hermano protector de mi peludo Harry. Por ser
el primero creció un poco consentido.
Tan solo
meses después mientras íbamos por la calle, en una veterinaria estaba el que sería
mi segundo cachorro, Harry mi fiel peludo. Llego como una bolita adorable de
pelos, pequeño cazador, amante del agua, acompañante en todo momento, amistoso
y travieso, hermanito cómplice de mi gran can Jerry. Como olvidar cuando apenas
empezaba a ladrar.
Años más
tarde a unos pasos de casa nació otro peludo, bravito y chaparrito, mi pequeño
(como suelo llamarle) mordelón de perros grandes... Mi figo. Enemigo del agua, dormilón,
obediente, mi gordo y fuerte figo. El más chiquito de sus hermanitos.
Sin embargo
la familia perruna no quedo ahí, otros años más tarde mientras íbamos pasando
una caseta de cobro en la carretera, vimos un peludito blanco, colocho, con un
corte coqueto... Mi ozil. Cuando bajaba del auto y mamá me vio dice que no podía
ocultar la alegría de llevar entre mis manos un pequeño perrito. Fiel,
inquieto, travieso, amigable, un tanto miedoso, juguetón y con una energía
inagotable, mi colocho ozilito.
Los cuatro
son lo mejor que han llegado a mi vida, no se imaginan la felicidad, el gusto,
la emoción, el cariño y demás cosas que me han dado esos cuatro hermosos
perritos. Si tan solo hubieran podido grabarme en el momento en que cada uno de
ellos llego a la familia, el video sería bastante parecido al que hoy comparto.
El solo hecho de ver esas reacciones me emociona, ahora imagínense lo que sentí
cuando llegaron a casa, la alegría no me cabía en el pecho. Esas ocasiones en
las que me tocaba regresar de la escuela y me decían que ya habían dado sus
primeros ladridos era una cosa de que yo debía escucharlos, cuando los
escuchaba era una sensación de felicidad.
De verdad
los perros son increíbles, son amores que todo mundo debería tener, son
maravillosos.
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