No pase por esos 9
meses sintiendo como se formaban mis hijos, ni las pataditas dentro de mí, no
tuve síntomas típicos de mareos, nauseas y antojos extraños, no tuve trabajo de
parto ni tampoco pase por una cesárea; en resumen no pase por el embarazo.
Sin embargo poco o
mucho he pasado experiencias muy parecidas a las que una madre ha pasado con
sus hijos. He tenido noches en las que medio duermo y/o medio como por la preocupación
pensando en que están enfermos, ocasiones en las que quisiera dar todo lo que
tengo por evitarles el sufrimiento, hacer lo que sea por verles animados, esas
situaciones en las que las noches se me hacen largas para que amanezca y
poderles llevar al día siguiente al médico, y por supuesto esos primeros días
en los que te despiertas a media noche porque los escuchas llorar. Los ves
crecer, los ves correr, jugar, hacer travesuras y demás cosas. Aceptas la
responsabilidad de enseñarles a ser buenos, de cuidarlos, de alimentarlos, de
dedicarles tiempo.
Tener una mascota poco
o mucho se parece a ser padres. Eso lo aprendí desde el primer perrito que
llego a casa y lo he aceptado con muchísimo gusto. Las alegrías y el cariño que
recibes de parte de estos increíbles animales lo valen.
No solo se trata de
tener perros porque es cool, guay, chido, no. Tener un perro implica
responsabilidad y si no estás dispuesto a aceptarlo por favor no aceptes, ni
adoptes, ni compres un perro porque por personas irresponsables hay tantos
perritos en las calles. Por favor hagan conciencia.
Son mis amigos, mis fieles compañeros, mis acompañantes eternos... son parte de MI FAMILIA |
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