domingo, 22 de abril de 2018

Cronica de una mala racha 4

Antes de seguir nuestro camino el único muchacho que se había quedado y continuaba con nosotros haciéndonos compañía y al mismo tiempo ayudando, me pidió seguirlo con luces altas hasta donde el se detuviera, nos guiaría a casa del dueño de la llanta. Así lo hice, llegamos a la colonia mas cercana, doblo por una calle, después otra y se detuvo frente a una casa. Salió un señor mayor, saludo rápidamente y el muchacho de la moto me volvió a pedir que lo siguiera, iríamos a dejar al señor a un pequeño rancho y a traer a las dos personas del grupo.

Mientras íbamos en el camino, ya todos estábamos mas tranquilos, nos veníamos riendo de la situación y empezaron a contar sus impresiones. Resulta que la abuelita del niño si andaba preocupada porque justo antes del puente que estaba a unos metros atrás (donde se suponía espantaban) sucedió una situación lamentable, en algún momento una pareja un señor y una señora igual se quedaron en el camino, su carro se descompuso y no tuvieron mas remedio que dormir dentro cuando se hizo de noche, ya de madrugada unos hombres tocaron y el señor un tanto inocente bajo su cristal, fue cuando aprovecharon para abrir, los bajaron, al señor lo amarraron, lo golpearon y a su esposa la violaron. La abuelita del niño decidió no decir nada en voz alta precisamente para no alterar a todos, pero si estaba preocupada y pensando como íbamos a salir de esa situación (Realmente nunca sabré que tanto de cierto tenga esa historia, pero si fue motivo de preocupación para ella cuando estábamos en el lugar).


La otra señora nuestra vecina quien fue a desestresarse, compartió su preocupación, su miedo era que estábamos solos y la mayoría éramos mujeres, aparte estábamos a oscuras, suceden muchos accidentes cuando un carro esta orillado, sin luz, a veces no se dan cuenta y el que viene se impacta. Esa era su preocupación por eso en algún momento ella se puso en la parte de atrás del carro y utilizaba el juguete de mi sobrina como foco cuando se acercaba una moto. Y mi madre también pensaba que éramos mayoría mujeres y su preocupación era ¿como nos íbamos a ir todos si no se encontraba solución? Pero lo bueno era ya ir en camino.

Sin embargo la tensión subió otra línea cuando tuvimos que ir a dejar al señor por un camino bastante estrecho, donde a cada lado solo había rio y al parecer lagartos. El camino de ida nos pareció demasiado largo, por ratos parecía estrecharse mas o pintaba inaccesible pero llegamos hasta el final, ahí estaban las chicas, de pronto me preocupo el como dar vuelta en un espacio tan pequeño, era como un barranco en ambos lados, de caer uno lo haría ahí cerquita al agua… donde habitaban los lagartos. Afortunadamente pude dar la vuelta sin mayores complicaciones, las chicas se subieron, agradecimos muchísimo la ayuda y acordamos entregar la llanta a la mañana siguiente.

Amaneció, domingo un nuevo día llego, nos levantamos temprano, nos olvidamos de ir a ver lagartos y salimos en búsqueda del mecánico (vulcanizadora) mas cercano, llegamos pero al ver que el señor no tenia las herramientas para componer una llanta decidimos ir en busca de otro a orilla de la carretera ¿trabajaría en domingo? Era la pregunta. Lo encontramos, (uuuff) se bajo la llanta, la revisaron minuciosamente nos dijo que el agujero era grande, una piedra fue la causante pero iba a vulcanizarla, a ponerle un pequeño parche utilizando calor. Casi al terminar le preguntamos si iba a aguantar para ir en camino de terracería, el respondió con un -quizás, voy a colocar esta llanta atrás porque son las que permanecen fijas, no sufren tanto esperemos que aguante-.

Total hizo todo lo que debía hacer y emprendimos el camino de nuevo a "Lázaro", había decidido darle el carro al menor de mis hermanos por si yo era la de los errores (¿no?) Seguimos sin problemas y por fin llegamos frente a la casa para subir nuestras cosas, bajamos a lo ultimo el menor de mis hermanos y yo al hacerlo escuchamos un leve ruido (psssss), nos paramos y vimos la llanta parchada... al menos llegamos al lugar y no nos quedamos a medio camino otra vez.

Ya para ese momento no quedaba mas que hacernos de la idea de estar otro día mas ahí, era domingo no había mucho que solucionar. Algunos empezaban a bromear con la situación; -una rameada... eso les hace falta, creo que la de la mala suerte es la vecina, ya habían venido la otra vez, fuimos y regresamos no paso nada-.

Aprovechamos el día para ir a ver el ganado, ver como iguaneaban, caminar por las parcelas y por la tarde se quito la llanta. Llego la noche, se decidió que al día siguiente mamá y la mamá de mi sobrina se irían a las 5, 6 am (hora que pasaba el carro de pasaje) llegarían al municipio de Pijijiapan y ahí comprarían una llanta. A las 9 am se comunicaron con nosotros, la mamá de mi sobrina ya iba rumbo a "Lázaro" con la llanta pero mamá se había quedado "empeñada" porque le hacia falta completar el dinero. Los planes; en cuanto llegara la llanta ponerla e ir a traer a mamá para terminar de pagar. Pero ahora la cuestión era conseguir una moto para ir por la mamá de mi sobrina porque el carro de pasaje no pasaba hasta la 1, 2 pm.

Un alma caritativa acepto llevar al menor de mis hermanos por la llanta, entre irse y regresar les llevo cerca de hora y media. Casi a las 12 pm llegaron con la llanta (por fin... no saben cuanto deseaba estar en casa), cuando ya se preparaban para ponerla el menor de mis hermanos pidió los tornillos... y por increíble que pueda parecer no estaban, hasta ese momento nos acordamos que la noche anterior se las habían entregado a mamá y ella pidió las guardaran en su bolsa... bolsa que por supuesto se había llevado. Nadie se acordó de los tornillos, mamá los traía en su bolsa y ella estaba a una hora de camino de ahí, “empeñada”, esperando que la pasáramos a traer.

Cuando todos se enteraron del asunto le pregunte a Albertito -¿Como ves nuestra situación? El respondió muy sonriente -algo no quiere que se vayan, deben de quedarse en "Lázaro".

Uno se ponía pensar ¿que estará pasando?
Pensando como íbamos a solucionar la situación estábamos, si buscar alguien con moto, o alguien con carro, esperar el carro de pasaje, en fin estábamos exigiendo a nuestra ardilla como nunca. Ya para eso había un alboroto entre que “hagamos eso” o “mejor esto” o “ya se” no se terminaba haciendo nada. Llego un momento en el que ya estábamos molestos el menor de mis hermanos y yo porque éramos los únicos que no decíamos nada, solo escuchábamos el bullicio y los planes de todos. 

Nos paso como el teléfono descompuesto; cuando mi madre hablaba para darnos instrucciones todos querían opinar, cada quien entendía una cosa por otra y al final ni hablábamos con ella y además nos daban un mensaje que no era. Hasta que el menor de mis hermanos exploto y como dicen aquí en mi México mando a chingar a su madre a todos, fue en ese momento cuando decidimos ser nosotros quienes ahora si hablaríamos directamente con ella.


Y surgió el claro de luz. Alguien de ahí de la vulcanizadora, un mecánico pudo escuchar a mamá hablar por teléfono, conversaron sobre la situación y el muchacho sugirió quitar unos tornillos de las demás llantas, a la de adelante quitaríamos 1 y a las dos de atrás 2, para que la llanta se atornillara con 5. Eso hicimos o al menos empezó a hacerlo el menor de mis hermanos, lo platico con unos señores quienes empezaron a apoyarlo sin decir nada mas, bajo el sol de las 2 de la tarde. No se nada pero la lógica me lleva a pensar que habían de quitarse tornillos extremos, así que mientras las mujeres estaban adentro después de su alboroto, yo decidí quedarme con ellos para ver como y que efectivamente fueran esos tornillos. (Mi padre siempre me dijo; “cuando veas que tus hermanos están quitando una llanta acércate para ver como se hace, por si un día vas sola y se te poncha alguna no esperes ayuda de alguien, tu puedes hacerlo”). 

Se hizo el trabajo, se reviso que estuviera todo apretado, subimos nuestras cosas, nos despedimos rápido y emprendimos el camino para ir por mamá. Al final de ese día todo resulto bien, aunque íbamos inseguros con todo lo sucedido, cualquier ruido era de -¿que es eso?-. Llegamos a casa a las 6 pm cansados pero con un alivio… que bueno ya se imaginaran.

Sin duda fue una experiencia un poco rara, divertida ahora pero rara. 

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