martes, 17 de abril de 2018

Cronica de una mala racha 3

Los planes seguían siendo los mismos… conseguir llanta, así llegaríamos a la casa donde dormiríamos y al día siguiente dar las vueltas para solucionar y entregar todo, lo primordial era movernos, no quedarnos ahí en medio de nada ya era de noche y podría ser peligroso.


Mientras unos fueron y regresaron (el señor que llevo a la mamá de mi sobrina) tratando de buscar una solución, hubieron otros quienes pasaron y se negaron por tener cosas que hacer. Nuestra situación se complicaba... así lo veíamos y en la mente de algunos se pensaba en un plan B. Ya era noche, el zancudero estaba a la orden, nada de permanecer quietos porque te comían vivo. El resto no hacíamos mas que esperar, ayudar a alumbrar con un celular y hacer humo para correr un poco a los zancudos. El señor que había llevado a mi sobrina y regresó con una llanta se había llevado a dos del grupo porque supieron de alguien que probablemente podía prestar la llanta y salieron en su búsqueda.


Dieron las 9 de la noche, solo estábamos ocho personas, incluido el muchacho que permanecía ayudándonos, ya se había quitado la llanta y solo estábamos esperando, en silencio, en la oscuridad. Entonces el muchacho dijo; vamos a esperar a aquellos 10 o 15 minutos mas  y sino nos vamos en la moto. Los planes; irse con el menor de mis hermanos a donde tenían una compresora, a la colonia mas cercana, echarle aire a la llanta y según él tratarían de parcharla con una mezcla de coca y maizena... la idea era que aguantara sola para que pudiéramos llegar a "Lázaro", aproximadamente 30 minutos de camino. Se veía difícil, pero en nuestra situación cualquier esfuerzo era aceptado.

Paso el tiempo suficiente, nadie llego, y a pesar de que la moto no tenia luz delantera decidieron emprender el camino. Ambos se subieron, se coloco la llanta en las piernas del menor de mis hermanos, le dijeron donde agarrarse y con la mano izquierda iría alumbrando un poco el camino con su celular que por cierto empezaba a descargarse... ¿alcanzarían a llegar y regresar? Era la pregunta… como dije había que hacer el intento.

Así que únicamente nos quedamos seis personas; tres señoras, una adolescente de 16, un niño de 13 y yo. Estaba oscuro, no había pasado nadie desde hacia mucho, solo se escuchaba los ruidos de los animales, a lo lejos las olas del mar, los zancudos se habían calmado un poco, el cielo estaba estrellado, y ahí estábamos sentadas alrededor de la llanta que no funciono, no decíamos nada (aunque por la mente pasaba todo tipo de pensamientos), a excepción de la chica quien expresaba sin querer su miedo.

Horas antes cuando apenas entraba la noche, mientras comíamos un poquito para pensar con claridad y porque ya hacia hambre, la chica comento a todos que en el puente ubicado a unos metros atrás de donde estábamos salía una mujer de blanco, todos lo sabían en la colonia y ella al parecer lo creía. Una de las señoras, su abuelita dijo; -eso cuenta la gente- y mamá que siempre ha admitido lo miedosa que es le pidió dejara de decir esas cosas porque eso no existe, en esa situación a los vivos hay que tenerles miedo. 

Sentados en la orilla de la llanta estábamos tensos todos y no decíamos nada, solo la chica quien de pronto susurraba y alumbraba con el juguete de mi sobrina cuando creía escuchar que algo se acercaba. De pronto vemos a lo lejos una luz, como no había pasado nadie la ultima hora todos pensamos que se trataba de ellos, pero la moto solo paso de largo, a los 10, 15 minutos otra luz y otra moto paso de largo, otros 10 minutos una luz mas pero ahora del otro lado, cuando paso frente a nosotros la chica dijo; ese ya va pasando tres veces, nadie dijo nada. En ese momento aunque todos mostraban calma por la mente se nos cruzaban muchos pensamientos (¿Qué vamos hacer si algo sucede? Pensaba). Media hora después el niño se acordó que subió un machete y su abuela le pidió ir a buscarlo, se coloco en medio del camino y mantuvo a su lado el machete, la abuelita que estaba sentada con nosotros sobre la llanta, se levanto y le dijo a su nieto; no lo dejes ahí, seguido de esto tomo ella el machete y no lo soltó (Comprendí que ella quería tenerlo por seguridad pero decidió agarrarlo de manera disimulada).

Cerca de las 10 pm volvimos a ver una moto, fue bajando velocidad y supimos que era el señor quien ya había dado varias vueltas, llevo a mi sobrina, regreso con una llanta y ahora llevaba otra, era un alivio porque sabíamos que esa era la correcta. Entre el niño y el señor la colocaron, empezaron a atornillar, fue cuando escuchamos otra moto y vimos una leve luz, sabíamos quienes eran. El muchacho y el menor de mis hermanos se bajaron, las noticias eran que justo cuando llegaron con quienes tenían la compresora se fue la luz y al no poder hacer nada mas regresaron (parecia de verdad que la mala suerte estaba fluyendo con nosotros). Lo mas importante era verlos ahí, revisaron los tornillos de la llanta, quitaron el gato, recogieron herramientas, subimos las otras dos llantas, agradecimos muchísimo al señor que fue y regreso varias veces, nos llevo la llanta, nos explico que debíamos pasar a traer al dueño de la llanta a su casa y llevarlo a un racho porque su esposa se había quedado con las dos personas de nuestro grupo (las personas que habían salido desde las 8 pm en busca de llanta). Un poquito mas de las 10 pm estábamos saliendo de ahí, sentimos un desahogo total mientras seguíamos el camino.



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