¡Mundo muy
buenos días, tardes, noches tengan! Haciendo uso de la canción de chico che -¿Donde te agarro el temblor? en medio de la cocina... Les cuento...
La
madrugada del miércoles 14 acá en mi pueblo y en toda el área limítrofe fuimos
despertados por una sacudida pero tremenda sacudida, que nos levanto de la cama
aproximadamente a las 2:30 am. Y es que de acuerdo al SSN se registro un sismo
con magnitud 7, su epicentro a 13 kilómetros al noreste de Cd. Hidalgo, Chiapas.
Existen
dos tipos de personas aquellas que al ser despertadas por un movimiento telúrico
lo primero que hacen es alterarse al escuchar, ver y sentir como todo alrededor
se mueve y piensan aquí se termino todo, gritan, corren y el corazón se les
acelera al cien, un poco al borde de la histeria. Y las otras que al
despertarse por un temblor no se percatan mucho de la situación, solo siguen su
instinto, se levantan medio zombies, hacen su recorrido al lugar más seguro y
esperan sin saber mucho de lo que estaba pasando. Yo que me he visto en algunos
casos de sismos, no llego a la histeria pero el corazón se me acelera, no sé cómo
ni cuándo pero he aprendido a controlarme, cuando era pequeña salia corriendo ahora ya no, trato de permanecer en calma; ese
es mi reaccionar por lo general.
Tengo
un especie de "radar interno", cuando empieza a temblar en las madrugadas (y ha
sido más de una vez) me despierto de inmediato y si las cosas van fuertes el corazón
se me acelera pero permanezco tranquila. En esta ocasión no sentí nada, a lo
lejos escuche los movimientos y la voz del menor de mis hermanos llamándome a
salir. Digamos que no tuve tiempo para que el corazón se me acelerara como en
otras ocasiones.
Ahora
que se ha pasado el susto y afortunadamente no paso nada grave, me ha parecido
graciosa la situación que pasamos. No sé si todo lo que me pasa es gracioso o
simple y sencillamente me rió de todo.
Cuando
estaba el temblor desperté medio zombie (sin saber que pasaba) debido a que se
escuchaba muy fuerte los vidrios de la ventanas, abrí los ojos con cara de -¿qué
está pasando?- Y en medio de todo el ruido de las ventanas escucho que el menor
de mis hermanos me llama gritando. Es cuando me pongo mis chanclitas y salgo a la
puerta del cuarto y con todo ese movimiento yo le respondo con un fuerte -¡queee!-.
Justo
en ese momento el movimiento se calma un poco y veo al menor de mis hermanos
con las rodillas flexionadas, una mano pegada a la pared, la otra en el aire y
con los ojos muy abiertos. Creímos se había calmado... cuando empieza otra vez
la sacudida fuerte. Es cuando el menor de mis hermanos sale corriendo,
enseguida le seguí de prisa y para agregarle otro nivel al susto la luz se va, se escuchan las ventanas
y todo temblar. Para reunirnos con los demás teníamos que bajar las escaleras,
como el menor de mis hermanos corrió primero pensé que ya había bajado; por lo
que yo iba a oscuras y tocando la pared. En ese momento pensé -deje el celular
en el cuarto ¡como rayos voy a bajar!- Al llegar creo mi instinto me iba a
llevar a bajar las gradas agarrándome de la pared, y ya saben cuando uno está a
oscuras las manos siempre arriba tratando de tocar antes, así iba yo con el
movimiento, a oscuras y tratando de avanzar rápido... fue cuando me tope con el
menor de mis hermanos en el primer escalón, encendió la luz de su celular y lo
vi de espaldas con la pared, el movimiento se calmo un poco y pudimos bajar.
Más
tarde cuando nos reíamos de toda nuestra situación me dijo -y tú me empujaste
cuando estábamos en las escaleras-. No se como es que corrió, en un temblor es complicado caminar. Ahora nos reímos después del susto y que
afortunadamente no nos paso nada. No sé a los demás pero suelo reírme de esas
situaciones. Porque uno hace, o nos pasan sin querer tonterías en momentos
feos, como a mamá que dice se despertó porque sintió que ya andaba rebotando y
en cada rebote se pegaba a la pared.
O a veces
hacemos estupideces como la que hicimos correr y bajar escaleras, eso no se
hace, o peor aun la que pensaba hacer en solitario; bajar escaleras en pleno temblor y a
oscuras. A pesar de saber las indicaciones, mantener la calma, no correr, ubicarse
bajo marcos de la puerta, alguna columna o esquina de la casa siempre
terminamos contagiados un poco por el pánico y no pensamos claramente. Hay que
tratar de gobernarnos dijera el compayito.
Y bien después
del temblor quedamos un poco con desconfianza, no vaya suceder otro, así que ya
no subimos a dormir, preferimos permanecer en planta baja, porque si se siente cañón
(dijera el menor de mis hermanos) un temblor en planta alta. Uno de los miedos
que tengo en situaciones de temblor, es que me vaya agarrar precisamente en un
lugar alto, en un elevador o en el baño, sería una locura. A veces me imagino
una situación en el baño y en lo que haría… pero una cosa es pensarlo y otra es
vivirlo, solo lo dejo así y si me toca tengo plena confianza en que sabré salir
adelante.
Como dije afortunadamente todo estuvo tranquilo, las cosas no pasaron de un pequeño susto. Y nada... el mejor consejo es mantener la calma.
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